viernes, 8 de mayo de 2015

La caída de Saigón 40 años después



Collado Villalba, 8 de mayo de 2015. Manuel Cano Ruiz-Ocaña.

Hace escasos días se celebró el 40 aniversario de la caída de Saigón por el ataque de las tropas norvietnamitas, lo que puso fin a uno de los conflictos bélicos más simbólicos de nuestro tiempo. Una vez más, David vencía a Goliat.

Las implicaciones de este conflicto y su final fueron realmente impactantes, no sólo para la historia de los implicados, EEUU y Vietnam, sino para el conjunto de la escena internacional.
No era la primera vez que un gran imperio caía mediante la guerra de desgaste y de forma inesperada contra un enemigo totalmente inferior, algo que la historia nos ha mostrado en numerosas ocasiones. Desde el misticismo de Troya hasta el Imperio Napoleónico en nuestra Península, pasando por la Italia de Mussolini en Etiopía o el Imperio Persa de Darío y Jerjes en Grecia. Lo cierto es que en la historia la infravaloración de sus contemporáneos por parte de los grandes imperios es evidente y continua.


Los EEUU subestimaron militarmente a su oponente, no en cambio desde el punto de vista político, ya que bajo la influencia de la Doctrina Truman y la Teoría del Dominó se hizo comprender a la nación que evitar un Vietnam comunista era una cuestión de seguridad nacional. Esta infravaloración militar provocó que de manera continua EEUU fuera a remolque de sus necesidades bélicas introduciendo elementos nuevos en el arte de la guerra que, salvo el uso pleno del helicóptero (con los famosos Hueys), fueron siempre ineficaces en las operaciones en un territorio tan hostil para el hombre occidental.

El simbolismo de Vietnam ha sido y es abrumador, un tema candente que  no ha dejado indiferente a nadie. En los EEUU posicionarse sobre la intervención en Vietnam fue algo indispensable, sobre todo desde que interviniesen de manera directa en las operaciones militares desde octubre de 1965 en la acción en el valle de Ia Drang (Valle de la Muerte). Esta operación ha sido magistralmente adaptada en el cortometraje Cuando éramos soldados (We were soldiers) dirigido por Randall Wallace y protagonizado por Mel Gibson. Desde ese primer enfrentamiento el ejército norteamericano (que pierde más de 300 hombres en pocos días) verá la crudeza con la que se desarrollarán los combates en una tierra tan hostil.

De manera indirecta Vietnam y su conflicto acabaron generando importantes expresiones culturales en el cine, la música,  la fotografía, etc. Platoon, Good Morning Vietnam, La chaqueta metálica o Apocalypse Now nos dieron una visión muy crítica del conflicto mostrando la crudeza de la guerra y la brutalidad del ser humano, violencia está relacionada con las propias fuerzas norteamericanas; algo innovador en la historia de los EEUU.

En el plano musical encontrmos a Peter Seeger y su canción Where have all the flowers gone, Bob Dylan en Masters of war, Simon & Gartfunkel en Scarborough fair, John Lennon en Give peace a chance y cómo no, el famoso Born in the USA de Bruce Springsteen. Todas ellas se recuerdan como grandes éxitos del siglo XX y tienen su origen en la crítica a las acciones bélicas en Vietnam y la exaltación del movimiento pacifista. Así que podemos afirmar con resignación que la guerra de Vietnam generó" cultura.

La contienda fue a su vez tremendamente mediática. La presencia de la prensa, que grabó y fotografió el conflicto, fue muy grande desde los primeros momentos, principal aliciente que favoreció las posturas pacifistas con respecto a la intervención.
Dos grandes fotografías marcaron el conflicto y recorrieron el mundo plasmándose en la retina de la historia. La primera de ellas fue la tomada por el fotógrafo Eddie Adams en febrero de 1968. En ella un policía sur-vietnamita ejecuta en directo a un disidente leal al vietcong en plena calle. Fue el símbolo de que EEUU estaba apoyando a un régimen dictatorial y no a una nación democrática. Adams ganará el premio Pulitzer un año después.

La segunda es posiblemente una de las fotos más conocidas de la historia. En ella aparece una niña vietnamita quemada tras un bombardeo con napalm (recurso militar desgraciadamente muy utilizado durante el conflicto). La fotografía acabó haciéndose también con el Pulitzer, siendo realizada por el fotógrafo vietnamita Nick Ut. Fue el símbolo de la brutalidad de la guerra y señaló al ejército de los EEUU como el culpable de dichas atrocidades. Por aquel entonces la opinión pública ya estaba más que decantada por las posturas no belicistas, pero fotogramas como este no hizieron más que indignar más y más al mundo occidental, no ya sólo en Norteamérica.

Vietnam pasó hace mucho, mucho tiempo, pero todavía hoy deja huella en la cultura occidental. Nada volvería a ser como antes para EEUU, donde se dieron cuenta de lo impopular que era la ocupación de un Estado que desde el comienzo ganó la batalla mediática, pero se percataron de manera muy tardía de ello, perdiendo en el camino a más de 58.000 soldados. 40 años después de que finalizara podemos decir con rotundidad que la derrota en Vietnam es, sin lugar a dudas, uno de los episodios más negros de la historia de los Estado Unidos de América.





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