Madrid, 14 de mayo de 2015. José E. Ron.
Esta será la tercera y última entrada concerniente al
asunto italiano en la Segunda Guerra Mundial. Esperamos que dicha serie haya
sido de vuestro agrado, y nos sigáis ayudando con el blog, leyéndonos y
difundiendo. Muchas gracias.
·
Consecuencias para los Aliados:
Con el cambio de tornas en el rumbo de la guerra, Italia
se vio como un escenario vital para los aliados. Con un ejército que no podría
hacer frente ni oponer resistencia a una invasión, y con una población harta de
la guerra, seleccionaron Italia para dar el salto al continente. Esto obligó a
Alemania a ocupar parte del país transalpino, e intentar frenar a los aliados
en la península. El Reino de Italia cambió de bando, y gracias a la resistencia
en el norte, logró expulsar a los alemanes del país.
Por tanto la entrada de Italia en la guerra, a largo
plazo, será beneficiosa para los aliados. Esto se debe a la clara inferioridad
militar italiana, fácil de vencer en el terreno, y a la concepción de guerra
paralela entre Italia y Alemania, lo cual dejó a Italia sin posibilidades
reales ante el ejército aliado.
·
Consecuencias para Italia:
Desde un punto de vista moderno, podríamos decir que la
entrada de Italia en la guerra supuso el fin del régimen fascista en este país,
muy desgastado durante el conflicto, debido al deseo de paz de una población
que veía como su país era bombardeado y sus soldados morían en el extranjero
sin tener una causa definida que los uniera como pueblo frente a un enemigo
común, ni una afrenta que solucionar, ni ninguna rencilla del pasado por
resolver, tan solo el deseo de gloria de su gobernante en jefe.
En el verano de 1943 el régimen fascista estaba ya
totalmente desacreditado debido a la mala gestión de la guerra, a su corrupción
y a las intrigas personales. Incluso los mismos dirigentes fascistas se habían
dado cuenta que estaban aislados respectos a la opinión pública, y que
peligraba todo su sistema político.
La guerra había supuesto que la oposición al régimen se
volviera más activa, tanto comunistas, socialistas, democristianos o
liberales, formaron una alianza para derribar a Mussolini y sacar a Italia de
la guerra.
Al mismo tiempo los propios dirigentes fascistas veían la
necesidad de destituir a Mussolini, por lo que en la reunión del Gran Consejo
votaron a favor de que el rey asumiera el mando. De esta forma se produjo la
destitución de Mussolini por parte del monarca y su posterior detención. Esto
no supuso la salida de Italia de la guerra como deseaba su población, y tampoco
la restitución de los derechos individuales y colectivos restringidos por el
fascismo.
Tras la firma del armisticio con los aliados en septiembre
de 1943, Alemania ocupó Italia, que quedó dividida en dos, la República Social
Italiana, que se extendía en un primer momento desde la frontera norte hacia
Nápoles, aunque irá perdiendo terreno. De carácter fascista, satélite del Eje y
gobernada por Mussolini, aunque fuera sólo en apariencia, tras ser rescatado
por fuerzas nazis. Al sur se constituía lo que quedaba del Reino de Italia, que
se había pasado al bando aliado.
La resistencia italiana al régimen neofascista englobó un
gran movimiento con una diversidad excepcional. Pronto se llegaron a realizar
esfuerzos militares de la resistencia, enfocados a una guerra de guerrillas,
muy propicia para ellos. De esta forma los partisanos fueron consiguiendo armas
y organizándose militarmente, con el Comité de Liberación Nacional. La
persecución y represión nazi fue considerable, pero el éxito de las acciones de
la resistencia les iba sumando apoyos, y los aliados les suministraban armas y
provisiones desde el sur. Los partisanos organizaban acciones para la
liberación de pueblos y ciudades, y llegaron incluso a capturar y asesinar al
propio Mussolini.
La entrada de Italia en la guerra, supuso para el país
mediterráneo, la caída del régimen fascista, y el surgimiento de levantamientos
obreros y comunistas por todo el país, lo cual fue importante a la hora de pacificar
de nuevo la nación tras expulsar a los alemanes y conseguir la paz.
La caída del régimen supuso, tras la guerra, la caída
también de la monarquía, y el establecimiento por tanto de la república, así
como de un régimen democrático.
Tras la guerra, como todos los países que sufrieron el
conflicto, Italia se encontraba en un estado de gran número de pérdidas tanto
humanas como materiales. La reconstrucción de Italia se expande en el tiempo,
en un encuadre de la reconstrucción de Europa.
La Italia de la posguerra se acercará claramente a ideas
europeizantes, siendo uno de los miembros primigenios de la Unión Europea.
Todas estas consecuencias son desde un punto de vista a
largo plazo, ya que era impensable para Mussolini y para Alemania, que la participación
italiana fuera finalmente a ser más negativa que positiva.
Bibliografía:
CHURCHILL W., MEMORIAS. LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL,
2 VOLÚMENES, LA ESFERA DE LOS LIBROS, MADRID, 2004.
GILBERT M., LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL: 1939-1942,
LA ESFERA DE LOS LIBROS, MADRID, 2005.
GILBERT M., LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL: 1943-1945,
LA ESFERA DE LOS LIBROS, MADRID, 2006.
SEMINO A., CRÓNICA MILITAR Y POLÍTICA DE LA SEGUNDA
GUERRA MUNDIAL, VOLÚMENES 1-7, SARPE, MADRID, 1978.
TOYNBEE A.J., LA EUROPA DE HITLER, SARPE, MADRID,
1985.
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